COSTUMBRES ETNOLOGICAS NAVIDEÑAS
LOS COLORES DE LA NAVIDAD
El blanco de la nieve, el rojo vivo y el dorado añejo y
refulgente. Si hacemos memoria, recordamos al instante los colores que priman
en el ambiente colorista navideño; el blanco, rojo y dorado. Componen los trajes de los Reyes
Magos (blanco de piel de armiño, que bordea la purpura roja del manto y corona
de oro).
Además el color rojo vivo se manifiesta en muchos frutos tardíos,
como se pueden ver en los jardines, majoletos y madroños. Todos ellos
simbolizados y apreciados por ser las últimas reservas frutales estacionales
que les vinieron bien a los pobres de siglos atrás.
La nobleza romana antigua, clasifico la categoría de las órdenes
institucionales, los rangos individuales y las categorías personales, según el
color y el traje que debían ostentar en los actos públicos. En especial el
blanco y púrpura. A mayor categoría, más rojo se gastaba.
El gorrito de Papa Noel (Noel significa nuevo, anual), lleva
los tres colores. El dorado, en el burlete o solapa del mismo con forma de
estrellitas, como le corresponde a un personaje que viaja por el firmamento.
Blanco, verde, rojo dorado, son los colores que aportan los
adornos navideños; verdes de las hojas de acebo, rojo de sus frutos, dorado de
la cinta que recoge además a la blanca vela.
PIÑONES, NUECES, CASTAÑAS ASADAS,
ALMENDRAS.
Estos frutos vienen a consumirse hacia el final del año, por
tratarse de una cosecha inmediata, próxima a las Navidades, de ahí que en el
acervo popular, entren en la lectura-canción de los villancicos navideños.
Los piñones machacados en el almirez (nombre araba) para
hacer bollitos dulces, se remonta a la Edad Media, en el centro-levante de
España.
Las nueces metidas en “bocadillos” de higos, son típicamente
consumidos en Segovia, Ávila, Zaragoza, dentro del entorno navideño. Los higos del sur se unen a las nueces del
norte.
Las castañas asadas componen otra costumbre prenavideña y
navideña. Los castaños fueron trasplantados a España hace más de dos mil años. No son propios de nuestro suelo,
según los datos arqueológicos. La figurita típica de la castañera madrileña,
añade una estampa típica que identifica a la capital con la Navidad.
Todos estos frutos secos entran como ingredientes en las
comidas y dulces del momento.
Los piñones y almendras molidas y fritas, dan un especial
empaste al pollo en pepitoria, a los mazapanes y turrones.
Los pudings de castañas endulzadas como postre, rematan
felizmente las cenas navideñas.
Como se ve, alimentos y fiestas van íntimamente relacionados
de acuerdo con la maduración de unos y celebración coincidente de las otras.
DOMINGO IZQUIERDO
A.C.COLECTIVO
ARTESANSO Y PINTORES
SESEÑA.2007
LAS CASTAÑAS Y NUECES
Las castañas
y nueces son otros frutos-semillas, que al madurar en el otoño conectan de
lleno con las costumbres prenavideñas y navideñas.
Los castaños
y nogales, no son árboles autóctonos de España, ni de Europa y Norte de África.
Proceden de Asia y fueron traídos a
España hace unos 2.000 años según demuestran los hallazgos y excavaciones
arqueológicas. Tal vez fue obra de griegos comerciantes-colonizadores o de
romanos conquistadores.
Quienes más
castaños y nogales plantaron formando bosques, fueron los frailes de los
conventos rurales. De tras de cada topónimo (nombre de un sitio, aldaya o
aldea, pueblo) llamado Castañar, Castaneda, Nogales, Noguera, Nogaleda, etc.
hay por detrás un convento, monasterio, o los hubo. Si miramos los árboles que
arriman a conventos en ruinas, descubriremos algún castaño, nogal, avellano.
En los
compendios mitológicos escritos por los griegos y romanos, no figuran por
medios los nogales y castaños, señal de que hace unos 2.500 años, todavía no
los conocían. Todas las mitologías o
historias sucedidas entre los dioses, dioses y hombres, meten por medio
los árboles silvestres o cultivados que ofrecen un valor económico, medicinal,
cualidad psicótica o alucinógena.
En los
cancioneros navideños (villancicos) figura S. José haciendo una cunita para Jesús.
Donde abundan los pinos, los villancicos dicen que José labraba un tronco de
pino para hacer la cunita.
Lo del Norte
de España, en ambiente más boscoso que los del Sur y Centro, introduce más elementos
arbóreos y frutales referidos a castañas y nueces que los del Sur. Es lógico.
Depende de los que crie en el terreno.
En el Sur se
escribe y canta mucho sobre la Virgen y los olivares.
En el Norte,
son las cualidades naturales y artesanías laborales deducidas de las naturaleza.
Una cuestión profunda antropológica, sobre todo cuando es roble, castaño, entren
en juego.
DOMINGO IZQUIERDO
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DE ARTESANOS Y PINTORES
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LAS CALABAZAS, LA MIEL Y LA NAVIDAD
¿Qué tiene
que ver las calabazas y la miel con la Navidad?
En otra
explicación se dice que la miel entra como ingrediente en los dulces navideños,
como en el turrón. Pero es más importante como aguamiel donde se cuece trozos
de calabazas endulzándolas y conservándolas. Esta formula es muy corriente en
los pueblos que crían colmenas, como en los Montes de Toledo, Cuenca,
Guadalajara.
La miel
contiene unos inhibidores o substancias elaboradas por las abejas que impiden
que los mecanismos descomponedores de los microorganismos la estropeen y lo que
esté impregnado, saturado de ella (en este caso los cascos de calabaza).
Entre las
gentes pobres serranas al sur de Toledo los cascos de calabaza cocidos en agua
y miel, ha sido el único dulce en ciertos tiempos que se comían por navidades,
ya que disponían de colmenas y cultivaban en pequeños huertos seis o siete
matas de calabaza.
Ha quedado
en el dicho popular quelas calabazas fueron y son alimento de los pobres. Las
expresiones “dar calabazas” y “me han dado calabazas”, referido al “no” de las
novias o pretendientes y a suspender los exámenes, tienen las connotaciones
negativas de que estos vegetales no son muy apreciables, a pesar del exquisito
sabor de los dulces “cabellos de ángel” que se extraen de ellas.
Los
filósofos griegos que querían ridiculizar a alguien, decían que vivía en una
calabaza, y sin embargo la más bella carroza de los cuentos, fue sacada de una
calabaza para que Cenicienta fuera llevada con todo lujo y esplendor al baile.
Las
calabazas proceden del Medio Oriente-India, y fueron traídas y cultivadas en
España por los árabes iraquíes-iraníes hacia el siglo X. Los cristianos
hispanos que comían carne de cerdo, incluyeron en los embutidos el nuevo
producto, “estirando” de este modo el rendimiento del cerdo sacrificado. De
aquí también cogió la fama la calabaza de alimento de los pobres, pues
prácticamente el “mondongo” o masa a embutir, se componía de un 70 por ciento
de cebolla y calabaza, siendo el resto grasas y los conservantes naturales como
el pimentón.
DOMINGO IZQUIERDO
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EL TURRÓN Y EL MAZAPÁN
Tienen su origen en la confitería árabe influyendo en
los hispanos que convivieron con los
mauritanos, aquí en España durante la dominación musulmana.
Toledo y Alicante destacaron desde el siglo XIV-XV, en la
producción de mazapán y turrón.
En Toledo fueron las monjas cistercienses del convento de
San Clemente quienes tenían mayor fama de “industria”. Obtenían unos ingresos
substanciosos haciendo mazapán para las gentes adineradas quienes cumplían por
Navidad con sus amistades Y familias
regalando mazapán y turrón.
Dichas monjas tenían almendros en unas tierras entre Borox y
Seseña, así como una dehesa de pastos que se
llamó los Alixares.
En un documento del siglo XIII figura una propiedad del convento
en Seseña, llamada el Allozo, que en árabe quiere decir “almendro”.
Tanto el mazapán como el turrón, se componen básicamente de
almendras y azúcar con algunos toques de miel.
Los beréberes trajeron a España el cultivo de la caña de
azúcar, originaria de la India. También multiplicaron enormemente las
plantaciones de almendros. (Las etnias beréberes que acompañaron a los árabes
en la entrada e instalación en España, se localizan en Túnez, Argelia,
Marruecos)
DOMINGO IZQUIERDO
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LOS MANTECADOS O BOLLOS DE PASCUA
Hemos hecho
figuritas con la harinas mantecadas y endulzadas o hemos oído con nuestros
padres, abuelos, que las hacían en las correspondientes casas y luego las
llevaban a cocer a los hornos del pueblo. Dichos bollos se hacían y comían
dentro de unas fiestas determinadas.
En España
desde la Edad Media, era muy frecuente hacer dulces que se donaban por las
fiestas a las iglesias en honor de Jesús, María, Santos, etc. celebrados. El
párroco los redistribuía después entre las gentes pobres. Quedó la costumbre de
los aguinaldos o donaciones que entregaban a los más necesitados, bien en
dinero o bien en comida.
En las
costumbres griegas de hace más de 2.000 años, encontramos prácticas semejantes.
Tras llevar en procesión ofrendas variadas dadas a los dioses, éstas se
repartían luego entre los asistentes. Nos ha quedado la costumbre hoy día de
repartir limonadas y tostones a todos aquellos que han asistido a la misa,
procesión de los santos patronos de las localidades.
Las formas
que se dan a los mantecados, no son tan diferentes de las formas de los bollos
de los antiguos griegos: media luna, sol, estrella, pez, jamón, culebra o
rosca… en definitiva, formas de astros y seres naturales que se referían a los
atributos o símbolos de los dioses.
DOMINGO IZQUIERDO
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LAS BANDEJAS
Los antiguos
griegos y romanos (hace 2.500-1.500 años), cenaban casi a diario en casa de los
amigos. Una costumbre exclusiva de las gentes ricas del momento.
El anfitrión,
o el que invitaba, ofrecía unos previos entremeses a base de frutas, uvas
pasas, aceitunas, higos, piñones, almendras, garbanzos fritos, etc., servidos
en bandejas de plata, oro, cerámica, dependiendo de su nivel de riqueza. La
gente pobre no cenaba fuera, excepto en las “cenas por difuntos”, sirviéndose
de cestitas de fibras vegetales como la de la exposición. También, los
cristianos celebraban cenas nocturnas en honor y recuerdo a la última cena de
Jesús.
La comunión
en los primeros siglos del cristianismo se dio en pan normal. A partir del
siglo V-VI, se redujo a las hostias actuales, resolviendo el problema de administrar
la comunión a los numerosos fieles que se habían convertido al cristianismo. Se
servían en patenas o bandejas de cerámica o metal con un bajo borde.
No faltaron
las bandejas de fibras de vegetales entre las gentes que otorgaban un significado
especial a este material. En el Quinto de Seseña, han aparecido trozos de
patenas de cerámica del siglo V-VI o VII.
Las
Navidades fueron consideradas como uno de los tiempos anuales litúrgicos más significativos
para comulgar.
DOMINGO IZQUIERDO
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LA CESTA DE NAVIDAD
Con el
nombre de “cesta de Navidad” ha quedado la costumbre de regalar alimentos,
bebidas por Navidad.
Dicha
costumbre se remonta a la prehistoria aunque todavía no se conocía lo que era
la Navidad o “nuevo”, nuevo año, nacer; o tal vez sí.
En el
Antiguo Egipto, los regalos, ofrendas a los dioses, nobleza, difuntos, se
hacían en cestas de mimbre. La costumbre
se perpetúa en la Antigua Grecia y Roma. En sus bajorrelieves, mosaicos,
podemos ver cestas idénticas como la que se ve en esta exposición. Estaban
llenas de frutos de la tierra. La cesta y el gran “cuerno de toro de la
abundancia”, representan a la genérica
diosa de la abundancia, concretada en la diosa Ceres (cereales), Démeter,
Diana.
En los
mosaicos (pisos con dibujos hechos con piedrecitas), de Carranque, figuran
cestas con frutos, queriendo demostrar la riqueza agropecuaria de Materno
Cinegio dueño de la villa romana.
Los
agricultores de las aldeas de la Edad Media situada entre Castillejo y
Aranjuez, se quejaban de las largas distancias que tenían que andar para levar
a los comendadores de Otos y Borox de la Orden de Calatrava el regalo de Navidad:
una cestita de huevos y una gallina. Se llamó impuesto de “infurcio” a este
regalo o tributo. De aquí quedo el dicho de “infurciar la gallina” o de te has
arruinado, infurciado.
DOMINGO IZQUIERDO
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