CASTILLO DE PUÑOENROSTRO
Dicho
castillo no tiene que ver nada con la Navidad, pero al ver una panorámica
fotográfica donde apare y basta que muy acertadamente con esta foto y otras se
ha ilustrado un almanaque, damos unas breves reseñas del mismo.
Aunque no es
el castillo de Herodes, sino el de Puñoenrostro, perteneciente a la saga
familiar de los Arias Dávila, condes de Puñoenrostro, fueron tan malitos y
abusones como el propio Herodes.
Los
Puñoenrostro poseían una red de castillos, señoríos o tierras, cordeles o
caminos pecuarios, dehesas y praderas para pastos con sus abrevaderos, que
alquilaban a los ganados de ovejas y cobraban impuestos de montazgo por comer
los animales. Dichas posesiones se extendían desde Alcobendas hasta Aranjuez,
Castillo de Casasola en el río Tajuña.
Pretendían
el enlace de unos señoríos o tierras con otras, para crear un continuo de
pastos, dehesas, vías pecuarios.
Por este
hecho pudieron tener conflictos con los viticultores de Seseña y otros lugares,
ya que las tierras con cultivos suponían un estorbo e interrupción para el
pastoreo. A partir del año 1.505 J. Arias Dávila, fue denunciado por los
agricultores de Seseña, constando las actas de los juicios una y otra vez sin
resolver, en la Chancillería de Valladolid pasadas actualmente a los archivos
de Simancas.
Es posible
que las gentes que vivían en los Casares (aldea enfrente del Castillo de
Seseña), se fuesen poco a poco entre el 1.450-1.510, pues en el 1.575
declaraban los ancianos en las encuestas que mandó hacer Felipe II, que no
habían oído decir a sus abuelos que hubiese viviendo personas.
Por otro
lado, no todas las tierras estaban dedicadas a pastos y viñas, también a
cereales como demuestra de que los Puñoenrostro tenían judíos que cobraban los
impuestos de los arriendos de las tierras a campesinos. Destaca un rico
recaudador judío en el 1.454, Yucaf Abensabab, puesto a las órdenes de los Arias Dávila, Diego,
Pedro.
DOMINGO IZQUIERDO
A.C.COLECTIVO
DE ARTESANOS Y PINTORES
SESEÑA.2007